viernes, 25 de marzo de 2011

Si quieres tener éxito en una cena.



Estoy en medio de una Muestra gastronómica en el Palacio Ducal de Génova…   Dëê Home
No he podido tener más suerte, los estudiantes de la escuela de turismo han preparado una muestra gastronómica de la mediterránea, así que quesos, vinos, aceites, pestos, trufas, todo esta al alcance del visitante, encima los genoveses dan muestra de su ingenio y arte y se toman su tiempo para explicarnos cada uno de los productos, yo estoy en medio de una orgía de sabores y olores donde creo que quien preside la orgía es la Toscana, encuentro gustos que me encanta, gente, me salto las reglas, (lo habitual) debería de ir acompañando al grupo para seguir escuchando las explicaciones, pero a mi eso de ir en línea me pone siempre muy nervioso, así que decido ir por libre,  me acerco a uno de las estanterías que contiene aceites y pestos enseguida llega una señora que se nota en dos frases que sabe de lo que habla y conoce del negocio; Después de una deliciosa y casi increíble conversación mezclando italiano por su parte con algo de ingles y yo por la mía tirando del castellano, catalán e ingles, llegamos a entendernos sin dificultad, ( sin romper la regla de oro entre las lenguas romances, vocaliza, habla poco a poco y haz gestos con las manos) comenzamos por la calidad de sus aceites que es extraordinaria y terminamos hablando de lo difícil que resulta llevar una comida a buen termino desde su preparación inicial, hasta la conclusión, es que yo me enredo fácilmente en las conversaciones.

Yo no puedo estar más de acuerdo con esta mujer, pero resumiendo lo importante es tener en cuenta todos los aspectos y siempre ser generoso… al final nos despedimos yo cargado de aceites y pestos que llevo cargado junto al pecho donde se guardan las cosas que merecen la pena… y encima me han regalado un secreto valioso… nos despedimos y me recuerda por tercera vez al tiempo que agita la mano… “ La patata, ricordi la patata molto fina”
Como para olvidarlo… si es de las mejores cosas que me han dicho en mi vida.     
Una de mis pasiones es la cocina, buena cuenta de ello, dan mis amigos los cuales han soportado con estoicismo mis constantes ocurrencias, les he sometido durante años a sorpresas gastronómicas geniales, experimentos infames y  alguna que otra comilona en condiciones,  incluso a veces en mi afán por sorprender a mis comensales ha llegado a la incomprensión, sirva de ejemplo la idea absurda de hacer un menú conceptual que incluía tiestos de plantas en la mesa, para que cada uno recortara las plantas mas divertidas para preparar su ensalada no vean el trabajo para conseguir todas las plantas necesarias para una ensalada en tiestos y todo el tiempo empleado se tradujo en un fracaso absoluto, también hemos tenido, varias explosiones de botellas de champange que se habían enfriado con premura en el congelador de la nevera, desmayos, enfados, caídas, incluso y alguna vez y todo, nos la hemos pasado bien, terminando una comida que comenzó al medio día y concluyo sobre las 4 de la mañana o más… 
Bueno así  son las cosas, el que gana debe aprender a perder muchas veces antes.
Pero no todo han sido fracasos,  yo suelo medir el éxito de cada uno de mis inventos evidentemente por el estado en el que vuelven los platos a los fogones  y es en ese momento que compruebo el éxito, y ahí si, que puedo decir que casi siempre vuelven bastante “limpios” incluso alguna vez han vuelto acompañados del comensal reclamando mas de aquel ingenio. 
He de decirles que el comedor de casa que es donde suelo celebrar los convites esta separado por un par de escalones de la cocina, que queda unos metros mas abajo en el entre piso justo sobre el sótano y bajo la primera planta, así que tengo aquel espacio de intimidad para poder fijarme en esos detalles ( el estado de  retorno de los platos) no es que haga el mal gesto de mirarme los platos delante de mis invitados, el mal gesto lo hago una vez he salvado los escalones y llegando a la cocina.
Rara vez pongo música, y no es por que no me encante, si yo no dejo de escuchar música durante todo el día, lo que ocurre es que no me fío de los resultados por que puestos a elegir una música que ligue con mi cocina será bastante ecléctica, y no todos podrían sentirse cómodos con aquello.
Si tu quieres un buen resultado debes dejar que la gente converse durante la comida o cena eso es la mitad del éxito, y suena algo sencillo, pero ya os digo que no lo es, ¿Cuántas veces se producen aquellos silencios tan incomodos? ¿Cómo salvar la situación?  evitando las conversaciones paralelas que van en sentidos totalmente encontrados o lo que es peor aquellas cenas donde los invitado están tan incomodos que no hablan ni del clima, y están esperando que aquel suplicio termine bien para salir despedidos rumbo a casa a toda velocidad y olvidarlo todo, o aun Mac Donalds…  de lo mal que termino aquello.
Yo sugiero tomar medidas para que “aquello” no pase, lo primero es mirar la edad y el perfil básico de los invitados, yo procuro que sean de edades similares, pero de no ser posible, al menos que tengan algún punto en común, pasión por los gatos, u odio hacia los gatos , que a veces  para que se cree una amistad mas que por los gustos similares es por los disgustos similares lo que puede llegar a unirnos, hay que recordar que somos animales sociales, otra cosa a tomar en cuenta es la vestimenta, y no es que no me apasionen aquellas cenas de gala con todo el mundo de punta en blanco, pero después del tercer plato la ropa demasiado esmerada se vuelve un inconveniente, sin contar que te limita mucho desde el punto de vista del cocinero, el menú que vaya de acuerdo con esa indumentaria elegante; Porque debes limitar lo espesas que pueden resultar algunas salsas ,aliños de las ensaladas o postres, así que lo mejor es no marcar limites en la indumentaria, que cada uno es como es y forma parte de nuestro encanto.
Yo suelo poner mucha atención en la presentación, me gustan los colores y en los platos me gusta pintar con salsas y con verduras, deformación profesional supongo, así que yo me divierto creando pequeñas esculturas con puré de patatas o pintando ondas con vinagre balsámico en el fondo de los platos de las ensaladas,  que el ingenio es libre…
Pero sobre todo si estas planeando una cena o una comida y quieres que tenga éxito, se generoso, comparte, regala cortesía, pinta de colores los platos, ríe y comparte confidencias.
Y sobre todo no te guardes celoso las recetas o inventos culinarios, que nada es más divertido que mirar hasta donde llega un secreto de cocina… pueden pasar años y años y aquel invento simple puede luego adquirir valor dentro de una familia.
“ La patata, ricordi la patata molto fina”
Yo de Génova salí con un secreto que ahora comparto.
Para el pesto de Albahaca:
1 Ramo de albahaca ( lo mas fresca posible)
200 g Almendras tostadas
70 ml de Aceite de Oliva ( el mejor que tengas a tu alcance)
1 diente pequeño de ajo
Pizca de sal ( de preferencia marina)
Pizca de pimienta (recién molida)
Para la pasta
Agua (mineral)
1 Patata mediana ( cortada en laminas muy finas)
Preparación
Ponemos en un mortero la albahaca y la sal y la prensamos hasta obtener una consistencia pastosa. 
Por separado trituramos las Almendras tostadas hasta obtener una consistencia casi pastosa.
También por separado trituramos el diente de ajo y lo mezclamos con la pimienta 
Finalmente en un mortero grande incorporamos la albahaca con la sal, las almendras y el ajo al tiempo que incorporamos el aceite y obtenemos el que deseamos del pesto. 
Una vez tenemos el agua mineral, en ebullición tiramos la patata cortada en laminas muy finas al agua para obtener el almidón (4-5 min)  esto dará consistencia y espesor a la pasta y al pesto, una vez cocida la patata la retiramos del agua, y procedemos a hervir la pasta que hemos elegido para acompañar al pesto ( yo sugiero que sea fresca) para terminar mezclamos la pasta cocida con el pesto y si quieren la receta completa del plato y un secreto mío servir con queso Grana Padano ( que también descubrí en la muestra) y un toque de almendras tostadas sobre la pasta y el pesto. Fotos Genova


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miércoles, 23 de marzo de 2011

Los payasos existen



"Soy yo, ¿Te acuerdas?, vengo a por ti.
Lo sobrenatural no existe pero los payasos si.

Me lo estoy pasando de lo mas bien, hace un día estupendo ha llovido por la noche, pero ahora el día es luminoso e incluso soleado a ratos, que para finales de otoño es todo un lujo, salí temprano del hotel para no perderme nada, tengo una lista enorme de cosas que quiero ver, hacer, consumir; Vamos una borrachera turística que no veas, incluso tengo un mono de souvenirs: ceniceros, llaveros, bolígrafos, incluso encuentro camisetas con el nombre de la ciudad estampado en imitación de cristales, que imagino que según que luces y que cuerpo pueden quedar geniales en la discoteca, aunque como ya se sabe estos productos la prueba suprema de la primera lavadora  no sabemos si la pasen, pero a quien le importa, si para eso se esta de viaje para no preguntarse cosas.

Así que ya tengo visto y fotografiado, el acuario,  el paseo marítimo, la curva  aquella que siempre veo por televisión de la formula 1, el túnel, el Casino de Montecarlo, las tiendas chulas, casi todo,  me falta el puerto deportivo o al menos el mas famoso Port Hercule ( Si estoy en Mónaco) y ahora en el Barrio del club de yates, se nota que la gente ya tiene ganas de navidades por que, todo el puerto esta adornado, supongo que por la noche  debe ganar bastante aunque de día también esta animado con la gente paseando comprando, comiendo creps de chocolate y de mermelada de fresas, yo voy de lo mas divertido, me tome un café y una madalena de semillas de amapola, que muy de la zona no tenia pinta, pero estaba muy buena… hasta que.. pues se me amarga el paseo,  lo normal es que no reparara en ello, que girara la cabeza como cuando intuyo que me puede pasar algo así, pero era imposible esta en medio del paseo dentro de una burbuja enorme de unos  seis metros de circunferencia ( como para no verlo)  así que me conformo, se me amarga el resto de la mañana, ya se me había olvidado incluso a veces creo poder llevar una vida normal.

Aunque haciendo justicia no es un payaso exactamente o según se defina, a mi me dan miedo los payasos o mal rollo, como queráis,  pero mas que los payasos es la estética  que les acompaña y es que en medio del paseo marítimo hay una muñeca de metro  y medio de altura con un semblante que a mi me parece siniestro y encima esta motorizada, como aquellos autómatas de las películas de los años 60¨s solo le falta gritarme  “ Soy yo, ¿Te acuerdas?, vengo a por ti” y no es una payaso pero para mi mente enferma como si lo fuera, me da un repelús… y para defenderme de su maléfica presencia decido tirarle una foto a ver si va a ser cierto eso que decían en las mismas películas, que si haces una foto robas el alma del fotografiado, aunque ya me dirán ustedes para que quiero yo el alma de esta muñeca siniestra, como no sea para borrarla.

La cosa viene de lejos, la verdad no siempre me han dado miedo los payasos, vale no debería ser tan duro, se que son actores la mayoría entrañables y que su afán de entretenimiento es intachable, pero digamos que la estética de los payasos jamás me ha agradado, y podría decir se que casi padezco de : Coulrofobia ( miedo incontrolado a los payasos) la verdad es que fue provocada por mi padre, reforzada por mi madre y mal digerida por mi.

Yo tengo 5 años,  recuerdo estar dormido  haciendo la siesta,  delante de mi cama en el dormitorio hay un sillón, que nunca supe como llego ahí como el resto de las cosas supongo era muy pequeño, cuando mi madre decidió como estaría decorada mi habitación, y no se le ocurrió nada mejor que poner un sillón delante de la cama abro los ojos y aquel sillón que habitualmente esta vació ahora esta ocupado por un payaso de peluche de unos 45-50 cm  lleva pantalón a rayas multicolor, zapatones rojos con cordones blancos, una cazadora negra con los botones dorados la cara de tela blanca a manera de maquillaje y una boca enorme roja y dentada, simulando una sonrisa, encima lleva peluche verde a manera de cabello, yo recuerdo abrir los ojos y encontrarme esa figura siniestra y amenazante surgida de  donde debería estar mi sillón vació, es decir de la nada, del lugar donde viven las cosas sobrenaturales; No hice ruido,  no fuera que al ser aquel, le diera por atacarme; cogí la manta que tenia sobre las piernas y se la lance encima, en un primer momento pensé que seria una defensa suficiente, pero yo era pequeño pero no tan tonto como para creer que aquel sortilegio fuese efectivo, así que aplique el plan “B” aquel en que le cojo con todo y manta y le saco de la habitación, hasta lanzarlo por la escalera abalconada  rumbo a la planta inferior,  eso si que seria efectivo para librarme de él y su sonrisa idiota, esas caídas duelen, si lo sabría yo que varias veces la experimente, encima si hacíamos una pequeña formula de tamaño y peso respecto de la altura, su fin era seguro,  me volví a mi habitación con aquella felicidad que da el trabajo bien hecho y cerré la puerta, el asunto estaba totalmente liquidado, no se bien como pero me volví a dormir, y como ocurre cuando eres niño no sabes cuanto tiempo ha pasado nunca, la sensación temporal es difusa, me despierto y vuelvo a tener la manta sobre las piernas y el payaso maldito, esta en el sillón, yo estoy entre en un estado de terror contenido, aunque lucido aun y no se me ocurre otra cosa que salir corriendo con manta y payaso en mano rumbo al patio donde esta el cubo de la basura, esta vez, no me la juega, se va por donde no había de haber venido jamás, lo tiro y cierro la tapa asegurándome que nunca más vuelva a mi habitación.

Me llaman para salir a la calle hay unos recados pendientes y aprovechan para que me de el sol respire aire de la calle, que se ve en casa sospechan que llevo una vida que me hace propenso a crearme historias irreales, al volver mas tarde, Yo ya ni me acuerdo de la figura maligna que me amenaza en casa, pero… Al volver en mi habitación esta el payaso ahora en la cama con mi madre sentada y la manta pestilente al lado como prueba de mis malos actos.

A mi me dan ganas de salir corriendo, pero no por la charla que me van a dar o por si se les pasa por la cabeza castigarme, eso me da exactamente igual si algo tengo claro desde que tengo memoria es, que una vez tomada una decisión no conozco el camino de regreso, quiero salir corriendo por que el payaso maldito, se ha chivado y ha vuelto con refuerzos, se ha apoderado de la mente de mi madre y vuelve para destruirme…

Me largan un discurso sobre la educación y los malos modos, se ve he ofendido a mi padre que ha comprado el payaso en un viaje del cual ha vuelto hace un par de horas y del cual yo ni me he enterado, encima la manta ha quedado perdida de mugre del cubo de la basura pero por fortuna el estado de esa valiosa reliquia es impecable, (cuanto me alegro) eso  me indican a continuación,  se ve no he tenido en cuenta el riesgo de perderlo para siempre, que bien podrían haber venido los del ayuntamiento a buscar la basura. Justo en ese momento en que ha estado cautivo contra su voluntad el payaso.

Por suerte el incidente se salva con el discursillo mi promesa de no volver a lanzar cosas al cubo de la basura y disculparme por haber rechazado un regalo comprado con esfuerzo y cariño.

Pero de eso nada… el Payaso sigue en casa, el ha querido llevarlo al plano personal, por mi todo había terminado en el cubo de la basura y santas pascuas, y vale que ahora esta protegido por la inmunidad que le da el estar vigilado por mi madre… pero esto mas tarde o mas temprano se resolvería.

Tarde un par mas de años en deshacerme de él pero antes paso por las peores torturas infantiles desde el olvido intencional en el cajón de los zapatos, la perdida inesperada del cabello verde con unas tijeras, esperando su posterior crecimiento, etc, etc.. hasta su exterminio total en el mismo cubo del que se escapo la primera vez.

No fue sencillo ya que la inmunidad del que gozaba el payaso me hacia actuar con cautela y de manera sigilosa, pero casi le gane.

 Y digo casi  por que él marcho de casa, no se apodero de la mente de nadie, excepto la mía que quedo inoculada con el virus de la, Coulrofobia y ataca de manera inesperada, según parece puedo contrarrestarla con un comportamiento adulto y disociando del contexto la figura que nos atañe; eso suena muy bien en la teoría, en la practica, dan mal rollo, repelús y no me gustan.

Yo desde ese día que el Payaso llego a casa, tengo claras varias cosas, que los fenómenos sobrenaturales no existen pero que los payasos se las arreglan para  que parezca que si… y que si te metes con un payaso siempre terminaras perdiendo, ya que la venganza es un plato que se sirve frio, estará ahí… esperando para fastidiarte la tarde o amargarte una mañana perfecta de otoño que huele a navidades cuando estas de vacaciones. Fotos Monaco

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lunes, 21 de marzo de 2011

Sobre las deudas que no quiero que me paguen nunca



Dëê Home
Ojalá que tu nombre se le olvide a esta voz..

Sobre las deudas que no quiero que me paguen nunca.

Cuando estudiaba en la universidad me compre un libro que por aquellos años causaba revuelo entre los compañeros “ Compro luego existo” (1992) de  la escritora Guadalupe Loaeza recuerdo reírme con el libro identificarme con algunas actitudes de los personajes, pero sobre todo admire la critica a la sociedad que hacia esa mujer, que encima seguía con frecuencia por sus artículos en la prensa y sus intervenciones por la radio, llegue a desarrollar una verdadera devoción por ella y lo que yo creía sabia de ella por su trabajo, por cierto no compartí con nadie hasta ahora ese sentimiento de devoción a esta escritora, simplemente por que no creí que fuese importante… pasaron los años y seguí leyendo a esa mujer, su “Manual de la gente bien  I y II” (1995-96) eran mi deleite para cuando termine la carrera.

He de hacer una aclaración que durante la década de los años 90´s Guadalupe Loaeza, logro convertirse en la portavoz del protocolo, de la mirada acida hacia el comportamiento social, en resumen guardaba celosa el paradigma de la elegancia.

Yo termine de estudiar y me incorpore a la vida laboral y más o menos con algún tropiezo menor y varios mayores,  comencé a trabajar para una editorial, coordinando la logística de traducción, he dicho coordinar, que las traducciones eran sobre temas médicos complicadísimos que ni con un nivel de ingles nativo hubiese sido sencillo traducir, yo tenia 24 años pero pude hacerme con la mecánica  del trabajo rápidamente, básicamente consistía en coordinar a tres equipos en tres países diferentes y reportar a mi jefe religiosamente cada día el avance del proceso, sin dejar nada a la improvisación y resolviendo como fuerce posible o imposible los imprevistos, que siempre los había, el trabajo era divertido, cansado, desgastante, pero podías conocer gente nueva cada día. Me gustaba en definitiva.

No les he dicho que los traductores médicos se encontraban casi en su totalidad en la Habana Cuba, ciudad a donde termine instalándome por unos meses para montar la pequeñísima infraestructura necesaria, que no requería mas, lo que realmente importaba eran los flujos de información y los tiempos… e instalando estaba cuando me sorprendió en plena cara la “ Feria del libro de la Habana” que se realizaba en el PABEXPO, fui a mirar aquello y a dar apoyo a alguno de los traductores que presentaban con orgullo las publicaciones en las que participaban de los numerosísimos organismos públicos que existen en aquel país, por ahí se dejaron ver escritores de izquierdas, políticos de locales de todos los niveles, he dicho todos… también el más alto jejejeje… y si Fidel  incluido envuelto en un mundo de gente que nunca supe si era seguridad o entusiastas de su persona, yo en todo caso no me acerque, algo en mi estomago me lo impidió, pero bueno la feria duro un par de días y era justo lo necesario por que yo tenia que volver enseguida a informar a mi jefe de cómo iba todo aquello de la traducción.

Y ahora… soy yo haciendo fila de nuevo  en el antiguo aeropuerto de la Habana, es obscuro caótico y no estoy seguro de que tenga aire acondicionado, voy  vestido con un traje marro obscuro una camisa blanca y una corbata rojiza con algún punto dorado, (es que justo al llegar tengo cita con mi jefe y siempre se han de guardar las formas) me informan en el mostrador de la aerolínea que antes de partir de la Habana tenga la amabilidad de abonar 25 dólares y presentar el recibo junto con mi billete para obtener la tarjeta de embarque, miro hacia donde me indican y efectivamente, hay una fila enorme de gente con cara de manzanas agrias que muy satisfechas con el pago del último impuesto, no se les puede adivinar, incluso hay gente que habiéndose pulido todo el presupuesto en la ciudad no logra reunir los 25 dólares,  yo pienso que se necesita ser muy inconsciente para hacer eso en el extranjero que siempre se debe viajar con un mínimo de efectivo para cualquier imprevisto y celebro mi buen juicio de no haber cambiado los dólares que poseo por la moneda local tan menospreciada incluso por los propios cubanos.

Y de repente…. Como ocurren siempre las cosas que merecen la pena, sin que lo esperemos, sorprendiéndonos, veo a una mujer alta delgada impolutamente vestida que se dirige hacia mi… es mayor o me lo parece a mi en esa época, me sonríe y yo no se si devolverle la sonrisa o salir corriendo, Es Guadalupe Loaeza! Lo sé por que la he visto en todas las fotos de las contraportadas de sus libros, se acerca tocándome el hombro con la familiaridad que da el saberse seguro de si mismo y me dice con cara de cierta preocupación.

Usted, que tiene aspecto de ser una persona decente, hemos tenido un inconveniente y mi secretaria y yo no podemos cubrir la tasa del impuesto de salida.

Seria tan amable de facilitarme 5 dólares.

Yo no había caído que viajaba acompañada de su secretaria, como no había reparado tampoco en su porte ni de sus maneras exquisitas, pero ahora a 30 centímetros de distancia es imposible no caer embrujado de aquella mujer.

Claro que si; Asiento con devoción y mientras busco el billete en la cartera,  suelto un discursillo sobre la injusticia que supone someter al turista al pago de un último impuesto.

Tiene toda la razón, me dice ella.

-En cuanto aterricemos en la ciudad, se lo pagaré.

-No se preocupe, no tiene importancia… creo que aquí ya había aplicado yo las maneras que aprendí leyéndola pero a esa edad quedan ridículas, pero yo me sentí mucho mejor de dar fe de mi admiración.

Solo necesite sumar Feria del libro + Escritora + Aeropuerto = a ella en el aeropuerto


Finalmente abordamos el avión, Yo ya en el asiento, en vez de repasarme los apuntes que debía recitar a mi jefe solo al llegar sobre el estado todas las traducciones,  pensé en lo difícil que resulta saber comportarse adecuadamente en una situación determinada, y encima quedar conforme con le desempeño personal. Para mi algo casi imposible, por que mi naturaleza critica me obligo al maldecirme mil veces por querer aparentar un tono y unas formas que ni eran mías, ni quería que lo fueran… debí decirle que soy su fan directamente lanzarme a pedir un autógrafo inservible por si mismo pero reliquia valiosa  para el resto mi vida… ¡Porque coño no cargaba su libro en el portafolio! Así todo el viaje, siendo realistas si cargase un ejemplar de todos los libros que me gustaría que me firmara el autor esperando encontrarme lo por casualidad, ya necesitaría yo una carretilla para andar por la calle y no nos engañemos causaría inquietud en mi entorno mas próximo.

Tres horas mas tarde y un almuerzo después, llegamos a la ciudad y yo salí corriendo a mi cita en la oficina de mi jefe, a la que ya iba con retraso, nunca recupere mis 5 dólares,  pero es una de esa deudas que  no quiero que me paguen nunca…

Por que puestos a hacer cuentas seguro terminare con un saldo negativo en contra por todo lo que me he divertido leyéndola. Fotos La Habana
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El Dinero no siempre sirve para lo que necesitas



Quebec City, 1997
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Un día me dijo una periodista, que yo no callaba nunca, que siempre tenia una historia para contar… eso después, de estar casi una hora al teléfono cuando apenas la entrevista debía durar no más de 15 minutos.

Yo me pare a pensar y le respondí

Como todos creo, Todos tenemos muchas historias que contar, las personas siempre tienen cosas interesantes a explicar!

No todas... Me respondió seria.

Termine contestándole a las preguntas que me realizaba de la mejor manera posible y concluimos la entrevista sin más.

Pero yo me quede con aquel gusto amargo en la boca del que sabe que no puede  callar nunca y siempre tener cosas que explicar.

Yo a lo largo de los años, he encontrado a la tartamudez de mi infancia, siempre como última responsable, callé casi seis años de manera involuntaria, así que no me bastará el resto para compensar.

Lo que si hice, fue pensar en aquella máxima que me dijo la periodista sobre que:

No todos tenemos cosas que explicar.

Y yo tengo una historia que pretende ir en contra de esa teoría…

Es primavera del 2002 y estoy en Canada, he tenido suerte y el tiempo acompaña sol por el día y una temperatura más que agradable incluso llega a ser caluroso por momentos, yo llevo en el bolsillo una cantidad enorme de billetes de 5 dólares canadienses ¿Qué? ¿Porqué? Por que el día antes de viajar me dice el cajero del banco con cara de asco, que de dólares canadienses no poseen billetes de denominación mas alta y que me conformo con eso o no hay más, como siempre he tenido un espíritu resignado para este tipo de cosas, los acepto sin más remedio, dinero es dinero pienso para mi, sea de la denominación que sea.

He bajado del metro y estoy en la estación Jean Drapeau mi primera intensión es acudir a la exposición que hay en un edificio circular y esférico (Biosphere) que hay justo delante de mi, es sobre las crecidas de los afluentes del Rio San Lorenzo el tema no me interesa, pero quiero ver de cerca, como se resolvió la estructura mecánica del edificio, no es que sea arquitecto ni mucho menos, es solo una de mis obsesiones involuntarias, el acudir a edificios singulares.  Pero la visita da para muy poco, un detalle singular es que han cerrado la estación ya que hasta dentro de dos horas no saldrá el próximo tren a la ciudad, por que no he comentado que este singular edificio solo podía estar en un singular emplazamiento, que es en la parte sur de  St Helen´s Island, de verdad en la guía la cosa prometía, lagos parques verdes para hartarse, cafés, terrazas, edificios singulares, encima día de sol… así que el que cierren la estación casi era un magnifico pretexto para quedarme más tiempo dentro de la isla.

¡Fracaso!

Los cafés,  y las terrazas aun no comienzan temporada, son apenas los primeros días de sol y un buen comerciante sabe cuando toca abrir el negocio y ese día no tocaba…  los cuatro turistas despistados que se bajan detrás mío desaparecen en medio de tanto parque y no me extraña… intento pasear pero claro a mi tanto árbol me termina pareciendo igual, ademas no poseen aun hojas, así que solo contemplo armazones desnudos que prometen vida de aquí a unas semanas… vuelvo a la estación, llevo un libro en la mochila y pienso leerlo hasta que pueda marchar en el próximo tren… sale el sol, incluso hace calor, tengo sed… descubro una maquina de refrescos, esta conectada tiene una luz roja!!… hay bebida fría en su interior… mi vida comienza a mejorar… lectura, parque, tranquilidad, bebida… suena a plan de primavera.

Pero la bebida cuesta 2.50 miro en el rotulo… en la cartera y solo llego entre todas las monedas incluso las pequeñas  a 1.80 no hay maquina de cambio para mis billetes nuevos de 5 dólares, me están entrando ganas de patear la maquina y sacarle por las bravas la bebida… pero me temo que serviría de bien poco  y termino por conformarme, a falta de más… miro el reloj y no han pasado ni 20 minutos desde que he llegado… sigo parado delante de la maquina aprieto varias veces el botón con la esperanza de que pase el milagro y tenga una bebida fría, nada.

Giro la mirada y al final de una calle enorme y desolada… de tan desolada que ni nombre tiene, ahora que he revisado el mapa para tener la información completa me doy cuenta de eso… viene un “Homeless” empujando un carrito de supermercado se acerca poco a poco sin prisa debe gustarle el sol y la temperatura… yo abandono mi situación delante de la maquina sin no antes darle una merecida patada y me siento delante en un banco de cemento esperare resignado el siguiente tren y ya esta!!

El “Homeless” sigue acercándose…. Por el semblante en la cara me temo que me ha calado, me dan ganas de admitir… “ Si soy el turista imbécil que no se entera de los horarios canadienses y de las temporadas de visita, encima soy de aquella clase que no sabe ni hacerse con una buena cantidad de monedas locales para evitarse problemas como este”, tengo calor, me estoy amargando y no se me ocurre otra cosa que saludarle con un gesto…

Es un hombre, debe tener unos 20 años mas que yo en aquella época, me sonríe… da un trago largo a una cerveza de medio litro en lata que lleva en el carrito del súper… se acerca y me da la lata me dice en francés, que me la deja que hace calor, hace un gesto de marchar yo no se que decir, me quedo sorprendido, me dice ahora en ingles que es para mi, que esta fría refiriéndose a la cerveza, lo he entendido desde la primera interlocución en francés, pero es que aun no termino de entender lo que esta pasando, o si, y por eso no puedo responder… hago un gesto de buscar en mi bolsillo mis monedas y un par de aquellos billetes tan inservibles y de demostrada inutilidad, hace un gesto con la cabeza negativo y yo desisto, no quiero molestar.

Y no se como desaparece con una velocidad increíble, dejo de verle, con lo larguísima que era la calle esa sin nombre, y va esté y desaparece enseguida.

Yo creo que este hombre me podría explicar a mi, muchísimas cosas interesantes por que en dos segundos me dio la mejor lección de solidaridad que me han dado nunca y me niego a pensar que como él no somos todos… que podemos contarnos historias y enseñarnos cosas por el puro gusto… aunque la periodista no lo crea.

Me bebí la cerveza… volví al hotel en el siguiente tren, la isla fue un asco, pero yo regrese mas sabio gracias a la lección de un hombre solidario que me encontró perdido y amargado en ella.

Dos cosas aprendí:

Que el dinero no siempre sirve para lo que necesitamos.
Y que la cerveza si se comparte sabe mejor.  Fotos Canada

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Reencuentro con 1973



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Berlín, amb ganes de futur.
Si sospechas que ya eres demasiado mayor para recordar como pensabas de niño…

Yo crecí en un mundo pasado, con bastante color artificial y mas plástico del que era necesario, básicamente por que nací en la década de los años 70´s, recuerdo con cierta nostalgia el color naranja omnipresente en todas las sillas de las cocinas de los suburbios de la ciudad, recuerdo el verde limón de los manteles de las mesas,  que no quedaba bien, pero era moderno y los primeros refrigeradores que despachaban agua fría!!!; Eso, todo mezclado con ropa sofisticada y plataformas en los zapatos, acompañados claro de los peinados imposibles, que ahora que lo pienso quizás requerían de más de un semestre en la facultad de arquitectura para mantenerlos erguidos sobre las cabezas, recuerdo sobre todo la música, desenfadada y libre, sin complicaciones, grupos disfrazados de cualquier forma entre mas bizarra mejor, con ganas de romper con el pasado, en definitiva recuerdo un mundo pasado con ganas de futuro…

Yo, uno de los mejores recuerdos que tengo de esa época es subir al edificio más alto de la ciudad por aquellos años (Hotel de México 52 plantas) y  comer en el restaurante “El Giratorio” pasarme todo el rato que podía durar la comida, o lo que fueran a hacer mis padres… que a mí me daba igual, si lo que yo quería realmente, era  mirar con ojos de asombro como las mesas, las sillas, los clientes!!! nos movíamos con la ciudad de fondo tras el cristal, el piso se movía y hacia parecer que la ciudad entera se movía con el… ¿Quién? seria capaz de detener a esa sociedad invencible que hacia que los rascacielos emergieran en medio de las ciudades y los restaurantes girarán por puro capricho para tomar café y comer una carne asada.

¡Nadie!

Luego como la  nube que moja toda la ropa secada al sol, llegaron los años 80´s la fiesta de la libertad se termino,  y la cambiamos por una crisis endémica que aun no hemos podido desterrar y Norteamérica se sumergió en colores fosforescentes, corbatines estrechos y una orgia de especulación financiera…  pero eso era en Norteamérica… En el suburbio donde yo crecí la nube continuo, la vida cambio poco en lo general y mucho en lo particular, en esa década; si dejamos de banda que algún vecino estiro más de la cuenta la vida de los manteles de la cocina y alguna que otra vecina insiste en  el valor estético de aquellos peinados, de dos semestres de arquitectura para las ocasiones especiales, además de eso y de que la naturaleza nos regalo un terremoto, muchos ciclones en ambos océanos y nuestro gobierno nos obsequio con la celebración en toda regla, del buen estado de la dictadura y para que nuestros buenos ánimos tan necesarios para evitar una revuelta popular,  no nos abandonaran y salieran incluso reforzados, pudimos festejar otro mundial de futbol!!!… que gano Maradona.

Luego las cosas parecieron mejorar, para torcerse por completo de nuevo…

 Y yo perdí en alguna parte de mi memoria el naranja y los disfraces de los grupos musicales, el agua fría despachada de los refrigeradores y las plataformas… todo perdido…

Pero el tiempo pasa… después… Estoy haciendo fila a los pies de una torre absurda de televisión, ya no es Norteamérica, ahora el escenario es Europa, ya no hay dictadura del partido único como en mi infancia, lo que hay es la estética que dejo la existencia de un partido único,   la guía de  la ciudad de Berlín me avisa de las magnificas vistas de la cuidad y del Spree desde lo alto de la torre absurda, no me termina de convencer, pero termino por  ceder a lo de que “ debo” hacer como turista,  haciendo fila primero en la plaza,  luego en las escaleras esperando el ascensor que ese si es nuevo, producto de alguna reforma posterior seguramente… pero ya se sabe que “ la arquitectura es el testigo mudo de la historia” y hay magia dentro del edificio, la Fernsehturm viene directamente de 1969 y para mi comienza un viaje no al Berlín del este ni al socialismo… es un viaje de colores, de manteles de cocina verde limón y al llegar a los 207 metros de altura sobre el suelo a los que se encuentra el salón comedor,  ya no soy yo mirando el Spree y la Alexanderplatz, soy yo mirando como las mesas, la cubertería y los clientes!! se mueven!! detrás de la cristalera, y  las plataformas  y la música desenfada tocada en vinilo polvoso… se saca lustre por que hoy han decidido salir de paseo, junto con las ganas de que nadie nos pueda detener, de volver al plástico de tener  6 años y mirar con asombro como los restaurantes vuelven a girar!!

Dos tazas de café mas tarde y muchas fotos después, la Alexanderplatz de la tarde de aquel verano hace el resto en mi cabeza… Berlín es naranja verde limón y va con plataformas por la calle, acompañado de peinados imposibles, en definitiva el pasado vuelve a tener ganas de futuro… de que los edificios gigantes vuelvan a  crecer en medio de las ciudades de que la música desenfadada nos vuelva a regalar la libertad y de que yo vuelva a creer, no en que lo que perdí cuando era niño…  si no convencerme  de una vez y para siempre, que en alguna parte siempre gira un restaurante… por puro capricho…  cuando nos haga falta recordar como siempre debemos tener ganas de futuro.

Si sospechas que ya no recuerdas como pensabas de niño, ve a una ciudad que tenga ganas de no detenerse por nada… y busca un sitio alto y absurdo que te estimule.   Fotos Berlín   
      



Dëê Pintura

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