Estoy en medio de una Muestra gastronómica en el Palacio Ducal de Génova… Dëê Home
No he podido tener más suerte, los estudiantes de la escuela de turismo han preparado una muestra gastronómica de la mediterránea, así que quesos, vinos, aceites, pestos, trufas, todo esta al alcance del visitante, encima los genoveses dan muestra de su ingenio y arte y se toman su tiempo para explicarnos cada uno de los productos, yo estoy en medio de una orgía de sabores y olores donde creo que quien preside la orgía es la Toscana, encuentro gustos que me encanta, gente, me salto las reglas, (lo habitual) debería de ir acompañando al grupo para seguir escuchando las explicaciones, pero a mi eso de ir en línea me pone siempre muy nervioso, así que decido ir por libre, me acerco a uno de las estanterías que contiene aceites y pestos enseguida llega una señora que se nota en dos frases que sabe de lo que habla y conoce del negocio; Después de una deliciosa y casi increíble conversación mezclando italiano por su parte con algo de ingles y yo por la mía tirando del castellano, catalán e ingles, llegamos a entendernos sin dificultad, ( sin romper la regla de oro entre las lenguas romances, vocaliza, habla poco a poco y haz gestos con las manos) comenzamos por la calidad de sus aceites que es extraordinaria y terminamos hablando de lo difícil que resulta llevar una comida a buen termino desde su preparación inicial, hasta la conclusión, es que yo me enredo fácilmente en las conversaciones.Yo no puedo estar más de acuerdo con esta mujer, pero resumiendo lo importante es tener en cuenta todos los aspectos y siempre ser generoso… al final nos despedimos yo cargado de aceites y pestos que llevo cargado junto al pecho donde se guardan las cosas que merecen la pena… y encima me han regalado un secreto valioso… nos despedimos y me recuerda por tercera vez al tiempo que agita la mano… “ La patata, ricordi la patata molto fina”
Como para olvidarlo… si es de las mejores cosas que me han dicho en mi vida.
Una de mis pasiones es la cocina, buena cuenta de ello, dan mis amigos los cuales han soportado con estoicismo mis constantes ocurrencias, les he sometido durante años a sorpresas gastronómicas geniales, experimentos infames y alguna que otra comilona en condiciones, incluso a veces en mi afán por sorprender a mis comensales ha llegado a la incomprensión, sirva de ejemplo la idea absurda de hacer un menú conceptual que incluía tiestos de plantas en la mesa, para que cada uno recortara las plantas mas divertidas para preparar su ensalada no vean el trabajo para conseguir todas las plantas necesarias para una ensalada en tiestos y todo el tiempo empleado se tradujo en un fracaso absoluto, también hemos tenido, varias explosiones de botellas de champange que se habían enfriado con premura en el congelador de la nevera, desmayos, enfados, caídas, incluso y alguna vez y todo, nos la hemos pasado bien, terminando una comida que comenzó al medio día y concluyo sobre las 4 de la mañana o más…
Bueno así son las cosas, el que gana debe aprender a perder muchas veces antes.
Pero no todo han sido fracasos, yo suelo medir el éxito de cada uno de mis inventos evidentemente por el estado en el que vuelven los platos a los fogones y es en ese momento que compruebo el éxito, y ahí si, que puedo decir que casi siempre vuelven bastante “limpios” incluso alguna vez han vuelto acompañados del comensal reclamando mas de aquel ingenio.
He de decirles que el comedor de casa que es donde suelo celebrar los convites esta separado por un par de escalones de la cocina, que queda unos metros mas abajo en el entre piso justo sobre el sótano y bajo la primera planta, así que tengo aquel espacio de intimidad para poder fijarme en esos detalles ( el estado de retorno de los platos) no es que haga el mal gesto de mirarme los platos delante de mis invitados, el mal gesto lo hago una vez he salvado los escalones y llegando a la cocina.
Rara vez pongo música, y no es por que no me encante, si yo no dejo de escuchar música durante todo el día, lo que ocurre es que no me fío de los resultados por que puestos a elegir una música que ligue con mi cocina será bastante ecléctica, y no todos podrían sentirse cómodos con aquello.
Si tu quieres un buen resultado debes dejar que la gente converse durante la comida o cena eso es la mitad del éxito, y suena algo sencillo, pero ya os digo que no lo es, ¿Cuántas veces se producen aquellos silencios tan incomodos? ¿Cómo salvar la situación? evitando las conversaciones paralelas que van en sentidos totalmente encontrados o lo que es peor aquellas cenas donde los invitado están tan incomodos que no hablan ni del clima, y están esperando que aquel suplicio termine bien para salir despedidos rumbo a casa a toda velocidad y olvidarlo todo, o aun Mac Donalds… de lo mal que termino aquello.
Yo sugiero tomar medidas para que “aquello” no pase, lo primero es mirar la edad y el perfil básico de los invitados, yo procuro que sean de edades similares, pero de no ser posible, al menos que tengan algún punto en común, pasión por los gatos, u odio hacia los gatos , que a veces para que se cree una amistad mas que por los gustos similares es por los disgustos similares lo que puede llegar a unirnos, hay que recordar que somos animales sociales, otra cosa a tomar en cuenta es la vestimenta, y no es que no me apasionen aquellas cenas de gala con todo el mundo de punta en blanco, pero después del tercer plato la ropa demasiado esmerada se vuelve un inconveniente, sin contar que te limita mucho desde el punto de vista del cocinero, el menú que vaya de acuerdo con esa indumentaria elegante; Porque debes limitar lo espesas que pueden resultar algunas salsas ,aliños de las ensaladas o postres, así que lo mejor es no marcar limites en la indumentaria, que cada uno es como es y forma parte de nuestro encanto.
Yo suelo poner mucha atención en la presentación, me gustan los colores y en los platos me gusta pintar con salsas y con verduras, deformación profesional supongo, así que yo me divierto creando pequeñas esculturas con puré de patatas o pintando ondas con vinagre balsámico en el fondo de los platos de las ensaladas, que el ingenio es libre…
Pero sobre todo si estas planeando una cena o una comida y quieres que tenga éxito, se generoso, comparte, regala cortesía, pinta de colores los platos, ríe y comparte confidencias.
Y sobre todo no te guardes celoso las recetas o inventos culinarios, que nada es más divertido que mirar hasta donde llega un secreto de cocina… pueden pasar años y años y aquel invento simple puede luego adquirir valor dentro de una familia.
“ La patata, ricordi la patata molto fina”
Yo de Génova salí con un secreto que ahora comparto.
Para el pesto de Albahaca:
1 Ramo de albahaca ( lo mas fresca posible)
200 g Almendras tostadas
70 ml de Aceite de Oliva ( el mejor que tengas a tu alcance)
1 diente pequeño de ajo
Pizca de sal ( de preferencia marina)
Pizca de pimienta (recién molida)
Para la pasta
Agua (mineral)
1 Patata mediana ( cortada en laminas muy finas)
Preparación
Ponemos en un mortero la albahaca y la sal y la prensamos hasta obtener una consistencia pastosa.
Por separado trituramos las Almendras tostadas hasta obtener una consistencia casi pastosa.
También por separado trituramos el diente de ajo y lo mezclamos con la pimienta
Finalmente en un mortero grande incorporamos la albahaca con la sal, las almendras y el ajo al tiempo que incorporamos el aceite y obtenemos el que deseamos del pesto.
Una vez tenemos el agua mineral, en ebullición tiramos la patata cortada en laminas muy finas al agua para obtener el almidón (4-5 min) esto dará consistencia y espesor a la pasta y al pesto, una vez cocida la patata la retiramos del agua, y procedemos a hervir la pasta que hemos elegido para acompañar al pesto ( yo sugiero que sea fresca) para terminar mezclamos la pasta cocida con el pesto y si quieren la receta completa del plato y un secreto mío servir con queso Grana Padano ( que también descubrí en la muestra) y un toque de almendras tostadas sobre la pasta y el pesto. Fotos Genova
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