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Si sospechas que ya eres demasiado mayor para recordar como pensabas de niño…
| Berlín, amb ganes de futur. |
Yo crecí en un mundo pasado, con bastante color artificial y mas plástico del que era necesario, básicamente por que nací en la década de los años 70´s, recuerdo con cierta nostalgia el color naranja omnipresente en todas las sillas de las cocinas de los suburbios de la ciudad, recuerdo el verde limón de los manteles de las mesas, que no quedaba bien, pero era moderno y los primeros refrigeradores que despachaban agua fría!!!; Eso, todo mezclado con ropa sofisticada y plataformas en los zapatos, acompañados claro de los peinados imposibles, que ahora que lo pienso quizás requerían de más de un semestre en la facultad de arquitectura para mantenerlos erguidos sobre las cabezas, recuerdo sobre todo la música, desenfadada y libre, sin complicaciones, grupos disfrazados de cualquier forma entre mas bizarra mejor, con ganas de romper con el pasado, en definitiva recuerdo un mundo pasado con ganas de futuro…
Yo, uno de los mejores recuerdos que tengo de esa época es subir al edificio más alto de la ciudad por aquellos años (Hotel de México 52 plantas) y comer en el restaurante “El Giratorio” pasarme todo el rato que podía durar la comida, o lo que fueran a hacer mis padres… que a mí me daba igual, si lo que yo quería realmente, era mirar con ojos de asombro como las mesas, las sillas, los clientes!!! nos movíamos con la ciudad de fondo tras el cristal, el piso se movía y hacia parecer que la ciudad entera se movía con el… ¿Quién? seria capaz de detener a esa sociedad invencible que hacia que los rascacielos emergieran en medio de las ciudades y los restaurantes girarán por puro capricho para tomar café y comer una carne asada.
¡Nadie!
Luego como la nube que moja toda la ropa secada al sol, llegaron los años 80´s la fiesta de la libertad se termino, y la cambiamos por una crisis endémica que aun no hemos podido desterrar y Norteamérica se sumergió en colores fosforescentes, corbatines estrechos y una orgia de especulación financiera… pero eso era en Norteamérica… En el suburbio donde yo crecí la nube continuo, la vida cambio poco en lo general y mucho en lo particular, en esa década; si dejamos de banda que algún vecino estiro más de la cuenta la vida de los manteles de la cocina y alguna que otra vecina insiste en el valor estético de aquellos peinados, de dos semestres de arquitectura para las ocasiones especiales, además de eso y de que la naturaleza nos regalo un terremoto, muchos ciclones en ambos océanos y nuestro gobierno nos obsequio con la celebración en toda regla, del buen estado de la dictadura y para que nuestros buenos ánimos tan necesarios para evitar una revuelta popular, no nos abandonaran y salieran incluso reforzados, pudimos festejar otro mundial de futbol!!!… que gano Maradona.
Luego las cosas parecieron mejorar, para torcerse por completo de nuevo…
Y yo perdí en alguna parte de mi memoria el naranja y los disfraces de los grupos musicales, el agua fría despachada de los refrigeradores y las plataformas… todo perdido…
Pero el tiempo pasa… después… Estoy haciendo fila a los pies de una torre absurda de televisión, ya no es Norteamérica, ahora el escenario es Europa, ya no hay dictadura del partido único como en mi infancia, lo que hay es la estética que dejo la existencia de un partido único, la guía de la ciudad de Berlín me avisa de las magnificas vistas de la cuidad y del Spree desde lo alto de la torre absurda, no me termina de convencer, pero termino por ceder a lo de que “ debo” hacer como turista, haciendo fila primero en la plaza, luego en las escaleras esperando el ascensor que ese si es nuevo, producto de alguna reforma posterior seguramente… pero ya se sabe que “ la arquitectura es el testigo mudo de la historia” y hay magia dentro del edificio, la Fernsehturm viene directamente de 1969 y para mi comienza un viaje no al Berlín del este ni al socialismo… es un viaje de colores, de manteles de cocina verde limón y al llegar a los 207 metros de altura sobre el suelo a los que se encuentra el salón comedor, ya no soy yo mirando el Spree y la Alexanderplatz, soy yo mirando como las mesas, la cubertería y los clientes!! se mueven!! detrás de la cristalera, y las plataformas y la música desenfada tocada en vinilo polvoso… se saca lustre por que hoy han decidido salir de paseo, junto con las ganas de que nadie nos pueda detener, de volver al plástico de tener 6 años y mirar con asombro como los restaurantes vuelven a girar!!
Dos tazas de café mas tarde y muchas fotos después, la Alexanderplatz de la tarde de aquel verano hace el resto en mi cabeza… Berlín es naranja verde limón y va con plataformas por la calle, acompañado de peinados imposibles, en definitiva el pasado vuelve a tener ganas de futuro… de que los edificios gigantes vuelvan a crecer en medio de las ciudades de que la música desenfadada nos vuelva a regalar la libertad y de que yo vuelva a creer, no en que lo que perdí cuando era niño… si no convencerme de una vez y para siempre, que en alguna parte siempre gira un restaurante… por puro capricho… cuando nos haga falta recordar como siempre debemos tener ganas de futuro.
Si sospechas que ya no recuerdas como pensabas de niño, ve a una ciudad que tenga ganas de no detenerse por nada… y busca un sitio alto y absurdo que te estimule. Fotos Berlín

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